Capítulo 1
Me llamo José, tengo 30 años y soy el secretario de Don Benito, el tendrá unos 50 y es el dueño de una importante inmobiliaria. Me encargo de redactar todos los contratos de alquiler y compra-venta que realiza la empresa además de gestionar todo lo relacionado con el personal siempre bajo la supervisión de Don Benito. Por lo que me ha comentado ha contratado a una administrativa para que yo tenga menos carga de trabajo, es una mujer de 42 años con amplia experiencia, ha estado trabajando muchos años con un notario amigo suyo que ahora se jubila.
Puntualmente el lunes a las 8 se presentó Nati en la oficina, se la veía una mujer agradable, con algún kilo de más pero bien puesto, vestía una falda justo por encima de las rodillas que le marcaba un buen culo, redondo y levantado y una camisa en la que no podía esconder sus grandes tetas, pues sobresalían ampliamente por el escote.
Don Benito le presentó al personal y le dejó claro que su puesto no estaba en la oficina abierta al público, su trabajo era en la planta superior a la que se puede acceder directamente desde la calle y en la que sólo estábamos Don Benito y yo, el jefe tiene dos despachos, uno de trabajo y otro para recibir visitas, ella estará en mi despacho ya que será mi ayudante.
Nati comenzó a realizar contratos, a mi entender de manera muy correcta, pero cuando pasaban por la supervisión de Don Benito sólo encontraba errores, en ocasiones auténticas tonterías, pero no paraba de regañarla y mostrarse disconforme con su trabajo.
El jueves nos reunió y nos dijo:
_ Mira José, mi intención era que estuvieras más relajado, pero tú Nati no nos estás sirviendo de mucha ayuda (a la pobre comenzaron a brotarle las lágrimas de sus ojos) tranquila, voy a darte una segunda oportunidad, a partir del lunes, pues mañana es festivo, realizarás un curso de formación de una semana, será en esta misma planta y en horario de trabajo, pero no podrás ausentarte a la hora de comer, deberás permanecer aquí, te parece bien?
_ Sí Don Benito, realizaré la formación que usted quiera, lo lamento no sé qué me ha pasado, yo nunca he cometido tantos errores, lo siento mucho y le agradezco que me dé otra oportunidad, haré lo que haga falta para contentarlo.
Así quedó zanjado el tema y al finalizar la jornada Don Benito me dijo, José no te preocupes, a partir del lunes notarás que tu trabajo es menos estresante, verás como la formación que vamos a proporcionarle nos alivia a los dos.
Capítulo 2 “lunes de formación”
Llegó el lunes y Don Benito me enseñó lo que hasta ahora había sido un trastero con mobiliario obsoleto, lo había hecho ordenar durante el fin de semana, quedaba una mesa, dos sillas y un archivador y algo así como una camilla. En un principio no entendí por qué me lo enseñaba.
_ Nati, ven a mi despacho de trabajo, vamos a comenzar tu formación. José, si necesitas cualquier cosa, pasa cuando quieras y no quedes con nadie para comer, comeremos los tres aquí.
Media hora más tarde recibí una llamada que debía comentar con él, así que entré en su despacho y no pude más que sorprenderme. Nati estaba sentada en un taburete frente a la mesa y tecleando en el ordenador un contrato, su camisa completamente abierta con sus enormes tetas fuera, de sus pezones colgaban unas pinzas con una pesa en cada una y Don Benito sentado en su silla, detrás de ella amasando sus tetas, Nati escribía como podía entre quejidos producidos por el va i ben de los pesos que llevaba colgando.
_ Pasa, pasa José, dijo masajeando con más fuerza las tetas, como ves ya he comenzado a adiestrar a esta perra para que nos sirva para algo.
Si, bueno… Don Benito yo… necesito consultar el expediente del Sr. Pedro.
_ Sí, lo tengo aquí y soltó de golpe las tetas de Nati cayendo por su propio peso y el de las pesas. Tú sigue rellanando el contrato y vigila que los pesos no toquen la mesa, coloca la espalda erguida y deja que te estiren bien de los pezones.
_ Toma, aquí tienes el expediente de Pedro.
Tan pronto se sentó de nuevo en su silla le quitó las pinzas, lo que provocó en ella un aullido, la hizo callar al momento dándole un buen bofetón.
_ Calla perra, no quiero que tus compañeros de abajo te oigan. Espera José, no te vayas.
Comenzó a revisar el contrato, mientras iba leyendo retorcía con fuerza los ya doloridos pezones de Nati entre sus dedos.
_ Lo ves José, sólo se ha olvidado de dos comas y alguna que otra letra mal tecleada, que ahora arreglaras verdad zorra? Aún y así, a la hora de la comida recibirás 5 azotes por cada error que cometas, lo suyo sería dártelos ahora, pero con lo escandalosa que eres lo haremos cuando el personal se vaya a comer. Qué te he dicho que debes decir?
_ Sí Don Benito, recibiré con agrado mi merecido castigo, gracias por adiestrarme Don Benito.
Salí del despacho casi a la fuga, nunca me hubiera imaginado que al jefe se le fuera la pinza de esa manera.
No sé qué más pasó en su despacho, sólo que a la hora de desayunar le pidió que se adecentara y bajara a la cafetería a por unos cafés, eso lo hacía yo, así que algo de trabajo me había quitado.
_ Ven José, hoy nos tomaremos el café en el despacho principal.
En el despacho grande tenía un sofá y un sillón, que es donde se sentó Don Benito, apartó la mesita y le ordenó a Nati que se desnudara por completo, la hizo colocar a cuatro entre nosotros, le puso el cenicero sobre la espalda y me invitó a que colocara mi café sobre ella haciendo él lo mismo, sorbo a sorbo nos tomamos el café mientras nos fumábamos un cigarrillo.
_ Acompáñame al otro despacho José, vas a comenzar a impartirle formación a esta perra.
Sobre el escritorio había un plug anal y lubricante.
_ Lubrica el plug y colócaselo.
_ Don Benito, no sé si yo…
_ Si hombre sí, inclínala sobre la mesa y méteselo hasta el fondo.
Se me ocurrió comenzar acariciando el bonito culo de Nati y no sé si por casualidad o a propósito pasé mi mano entre su raja, fue entonces cuando me quedé tranquilo, estaba mojada, muy mojada, por lo que si disfrutaba del trato recibido, no iba a ser yo quién se lo impidiera.
_ Toma zorra, colócate este tanga que evitará que el tapón se salga y sigue trabajando.
_ José, ahora debo salir un rato, siéntate en mi silla y sigue con la formación, anota en este cuaderno sus errores, ya le he informado que para ella eres el Sr. José y no cometas el error de ser condescendiente, disfruta de estas tetas y sobre todo de sus pezones, tócalos, mira que duros y grandes se le han puesto desde esta mañana.
_ Sí, sí, seguiré su consejo, vaya tranquilo.
Me coloqué detrás de ella, y agarrando sus tetas comencé a sobárselas, acaricié sus pezones que realmente estaban muy hermosos y Nati comenzó a gemir de placer, así que recordando el consejo de Don Benito comencé a apretarlos y retorcerlos con fuerza entre mis dedos.
_ Venga, comienza a redactar otro contrato, tenemos mucho trabajo pendiente.
Tuve que retirar la silla hacia atrás, estaba tan empalmado que rozaba su espalda y la muy zorra comenzó a restregarse contra ella poniéndome más cachondo todavía, así que cogí las pinzas y se las coloqué con dos pesas en cada una, se retorció y aulló de dolor al notar la mordida de las pinzas y el enorme peso, al menos 200 gr en cada pezón, comencé a amasarle las tetas haciendo que los pesos se balancearan, le levantaba las tetas y las soltaba de golpe, disfrutaba viendo la caída y el rebote de las pesas.
_ Te duelen las tetas Nati?
_ No Sr. José, lo que me duele mucho son los pezones.
_ Será por eso que has cometido 20 errores en este último contrato, no creo que te apetezca recibir 100 azotes más de los que ya te has ganado con Don Benito, quieres que te eche una mano?
_ Sí por favor Sr. José.
_ Bien, corrígelos y te anotaré sólo 5 a cambio de castigarte yo un poco antes de que vuelva el jefe.
Con una mano tapé su boca y con la otra le retiré las pinzas, la dejé que entre lágrimas por el dolor producido corrigiera los errores, cuando acabó la hice poner en pie con los brazos detrás de la nuca, mostrando todo el esplendor de sus tetas y de esos pezones que parecían dos cerezas.
_ Voy a darte 20 palmadas en las tetas a cambio de ahorrarte 75 azotes en el culo.
Las 3 primeras palmadas en el lateral de cada pecho fueron suaves, aún y así sus tetas bailaban con elegancia, las 14 restantes fueron mucho más contundentes, le iba dando con una y otra mano sin esperar a que acabaran de zarandearse, me ofreció un espectáculo único y al acabar me sentí orgulloso de habérselas dejado rojas como dos tomates.
Don Benito llegó prácticamente a la hora de cerrar, venía cargado con la bolsa de la comida y otras dos muy grandes y llenas.
_ José, ven a la otra habitación conmigo y tú perra llorona sigue trabajando, que todavía no es hora de plegar.
El jefe me enseñó todo lo que había comprado en un sex-shop, un auténtico arsenal de juguetes BDSM que guardó en el archivador, ahora ya entendía la limpieza de ese cuarto.
_ Don Benito, no digo que no le esté cogiendo el gusto a este tipo de formación, pero sinceramente me tiene desorientado.
_ Tranquilo José, verás mi esposa es una mojigata que nunca ha querido ir más allá de la posición del misionero y yo, pues siempre me he sentido atraído por nuevas experiencias, mi amigo Domingo, el notario que se ha jubilado con 75 años me pidió que me hiciera cargo de Nati, pues llevaba 22 años trabajando para él y después de ella enviudara muy joven por lo visto la ha utilizado para hacerle alguna que otra mamadita, él dice que le daba pena que esta mujer perdiera el sabor de un macho, así que yo he decidido ir más allá y por ahora no se ha quejado del trato verdad? está bien proporcionada, tiene una boca grande con la que sé qué hace buenas mamadas, un buen culo para azotar, un buen par de melones, está hambrienta de machos y trabaja bien, pues las erratas de la primera semana las introduje yo para justificar su sometimiento. Anda, ve a buscarla que vamos a comer!
_ Sírvenos la comida, el vino y la carne son para nosotros, para ti tienes el bol de puré de verdura que debes colocar en el suelo, el otro bol vacío es para tu bebida, dámelo que te lo llenamos.
Don Benito se bajó la bragueta y meó en el bol, después me lo ofreció para que yo hiciera lo mismo quedando lleno a rebosar y se lo dejó también en el suelo.
_ Empieza por donde quieras, pero cuando acabemos deben estar ambos vacíos.
Nati se puso a cuatro y comenzó a comer como una perra el puré.
_ Bebe perra, bebe, ya te he dicho que también forma parte de tu dieta, necesito que te acostumbres al sabor, pues en breve serás nuestro urinario y cada vez que tengamos necesidad nos mearemos directamente en tu boca.
Entre arcadas y como pudo fue bebiendo.
_ Sí Don Benito, como usted ordene.
Nati era un mar de lágrimas, el nivel de humillación era tan grande como el dolor de sus pezones, pero lo disfrutaba, bajo su coño, en el suelo, quedaba prueba de ello, le chorreaba el coño.
_ Ahí tienes la cafetera, prepáranos unos cafés y colócate bajo la mesa, vamos a ver qué tal se te da chupar nuestras pollas.
Comenzó por Don Benito y por su cara podía apreciar que no lo hacía nada mal, pasados unos minutos le ordenó que me la chupara a mí, su boca no sólo era amplia, también era profunda, puedo presumir de que mi polla es realmente grande y que no todas las mujeres son capaces de tragársela, sin embargo Nati se las apañaba muy bien.
_ Venga, venga, ya está bien, es hora de que recibas tu castigo, son 70 azotes, así que José será el primero en darte 30 y yo los 40 restantes, ponte a cuatro sobre la camilla que te voy a amarrar bien y te pondré la mordaza de pene mientras comienza el castigo.
Don Benito le colocó una mordaza de pene de tamaño respetable y un pesado collar de eslabones de cadena al que unió una correa por la que la sujetaba manteniéndole la cabeza baja y mientras yo, comencé a azotar su culo con mi mano, a medida que iba enrojeciendo mi calentura aumentaba y mi mano era a cada azote más pesada, el jefe seguía manteniéndola con la cabeza agachada y el culo bien levantado, de vez en cuando se asomaba y me decía – Vas bien José, vas bien – acabados mis azotes el jefe me cedió el control de la correa.
_ Ahora José sujétala bien por favor, haz que su barbilla toque la camilla y asegúrate que la mordaza se mantiene en el interior de su boca, voy a enseñarle a esta perra el placer que dan 20 azotes con la fusta y 20 con el látigo.
El culo de Nati pasó de rojo a morado por las marcas que iban dejando la fusta y el látigo que el jefe usaba sin piedad, tuve que sujetarla para que no se cayera, cuando Don Benito acabó, Nati se desplomó casi inconsciente sobre la camilla, la verdad es que me dio pena.
_ Pues ya has tenido tu castigo zorra, seguro que a partir de ahora cometes menos errores, túmbate boca arriba que colocaré las perneras en la camilla y descargaremos nuestra leche en tu coño, que nos tienes a los dos bien calentitos.
_ Vamos José, penétrala y descarga tu semen, que te lo mereces.
Estaba tan caliente que le hice caso al instante, le metí la polla y comencé a follármela super excitado viendo como además, de su ano sobresalía el tope del plug anal. Nati parecía recuperarse, pues comenzaba a gemir de placer con mi penetración, la sujeté por los muslos para que en cada embestida no se moviera, mientras Don Benito disfrutaba de nuevo de sus tetas.
_ Ni se te ocurra correrte zorra, queremos que nos des placer no dártelo, mientras estés en horario laboral debes permanecer cachonda, con el coño chorreando.
Le di los últimos empujones y me corrí como nunca. Don Benito le quitó la mordaza y me dijo – Ven aquí hijo, métele la polla en la boca y que te la limpie bien –
_ Ahora vas a notar una polla más pequeña, pero tranquila que te compensaré. Ponle de nuevo la mordaza José.
El jefe la penetró y la sujetó por un muslo mientras con la otra mano le cogió el clítoris, se lo apretaba y estiraba con fuerza, tuve que sujetar los brazos de Nati pues quería librarse de su tortura.
_ Gracias José, la próxima vez la ataremos, pero hoy se irá con un castigo a casa por semejante atrevimiento.
Don Benito aguantó follándola al menos 15 minutos, así que su clítoris quedó tan mal trecho como sus pezones. Al acabar se colocó también a su lado para que le limpiara la polla.
_ El resto de la jornada la pasaras ayudando a José en su despacho, desnuda y con el collar puesto. Toma José, haz que se siente sobre esta esterilla de esparto, a su lindo culo le vendrá bien recibir masaje continuo, a las 18:30 venid a mi despacho.
El resto de la tarde la pasamos trabajando, observe que Nati movía el culo con frecuencia, imagino que por la incomodidad que sentía, me puse de nuevo caliente imaginando el escozor que eso debía producirle. A la hora prevista nos presentamos en el despacho del jefe.
_ Se puede Don Benito?
_ Sí, pasad. Ahora José te va a retirar el plug y te aplicará crema de bebe en el culo, limpiarás el plug y quedará guardado en el archivador, pero no te irás a casa sin el castigo prometido, te va a introducir uno más grande, te colocará un cinturón de castidad y se guardará la llave, lo que significa que únicamente podrás mear, vas a tomar nota de su teléfono particular, pero sólo podrás llamarlo en caso de auténtica emergencia médica. Coge esta bolsa, en ella hay tangas, medias y sujetadores de ¼ de copa, este será tu uniforme de trabajo, es la ropa interior que debes llevar para venir a trabajar, encima puedes vestirte como quieras. Hasta mañana, yo ya me voy a casa.
Cogí lo necesario del archivador y me llevé a Nati al baño a retirarle el plug.
_ Date una ducha antes de irte a casa, pero te advierto que el agua sale templada tirando a fría.
_ Muchas gracias Sr. José, es muy amable conmigo.
Después de secarse le di crema tanto en el culo como en los pezones.
Me senté sobre la taza y la tumbé sobre mis rodillas para introducirle el nuevo plug, tenía unos 2,5 cm de diámetro así que bien lubricado entró sin problemas.
_ Te han penetrado por el culo alguna vez Nati? observo que lo llevas bastante bien.
_ No Sr. José nunca, pero reconozco que me está gustando.
_ Mejor, ya has notado el tamaño de mi polla y pienso metértela en este lindo culo, con las mujeres que he estado ni me dejan probar, así que espero conseguir de ti el placer que necesito.
Le ajusté el cinturón de castidad, se vistió con la ropa interior nueva y la verdad es que le quedaba muy de maravilla, en especial el sujetador pues le levantaban las tetas a la vez que dejaban al aire sus pezones. Le di una buena palmada en el culo y me despedí de ella.
_ Ya puedes irte, yo cierro, nos vemos mañana.
Capítulo 3 “martes de formación”
Sinceramente tenía dudas de que se presentara pero sí, me la encontré esperando en la calle.
_ Buenos días Nati, que tal estas?
_ Bien Sr. José aún que con ganas de poder evacuar.
_ Tendrás que esperar a que venga don Benito, no sé qué plan de formación tiene hoy para ti.
El jefe llegó a la media hora y como era de esperar nos encontró trabajando con Nati vestida sólo con ropa interior y el pesado collar.
_ Nati ven a mi despacho, voy a seguir con tu formación.
_ Buenos días Don Benito, Nati me ha comentado que necesita evacuar, le retiro el plug?
_ Sí José, se lo vas a retirar y le introducirás dos supositorios de glicerina junto con una carga de agua con la pera de lavativas, lo encontrarás todo en el archivador y después le colocas un plug más grande, si se porta bien podrá evacuar a la hora del desayuno.
Le introduje los dos supositorios lo más adentro que pude y al introducirle el tapón comenzó a quejarse, este ya tenía un tamaño más respetable y con lo molesta que estaba por no poder evacuar se me complicó su introducción.
_ Lo siento Nati, pero son órdenes del jefe.
_ No se preocupe Sr. José, lo entiendo.
Cuando acompañé a Nati al despacho de Don Benito él ya estaba sentado en su silla esperándola y antes de que se sentara en el taburete le pidió que le mostrara el culo, me miró y me hizo un gesto de aprobación al ver que todavía conservaba las marcas del látigo, le dio dos palmadas y le ordenó que se sentara, comenzó a torturarle los pezones igual que el día anterior, pero los tenía tan doloridos que no paraba de quejarse. Me llamó para pedirme que le trajera un tapabocas de bola del archivador.
_ Gracias José, tú perra abre bien la boca, con esto dejaré de oír tus quejas y cuando comiences a babear procura no ensuciar el teclado, aún que no mira, parece que tus babas van a caer sobre tus tetas, las utilizaré para lubricar tus doloridos pezones. Venga, comienza a trabajar perra!
_ Sabes, no me convencen los zapatos que llevas, no pegan con tu uniforme, qué número calzas?
Nati como pudo vocalizó que un 39.
_ Don Benito, tengo al Sr. Pedro al teléfono, me pregunta si puede recibirlo a las 10 por el asunto de ayer.
_ Por supuesto, dile que sí. Vamos perra, teclea más rápido ya ves que tengo cosas más importantes de las que ocuparme.
Nati pasó dos horas de gran sufrimiento provocados por los retortijones en su barriga y el castigo extremo al que la estaba sometiendo su jefe en los pezones, creía que se le iban a desprender pues Don Benito seguía con su rutina o llevaba las pinzas con pesas o se los estrujaba entre sus dedos.
_ Bueno perrita, ahora tendrás que ir con el Sr. José, todavía no estas preparada para acompañarme con las visitas. He contabilizado 20 errores, así que ya sabes 20 x 5 = 100 azotes que vas a recibir a la hora de comer.
_ José, ven al despacho a seguir tú con la formación, yo debo recibir al Sr. Pedro.
En lo primero que me fijé fue en el número de errores anotados, después comencé a amasar sus tetas repartiendo por ellas las babas que iba soltando, prescindí de engrasarle los pezones, no quería que se me resbalaran entre los dedos, prefería ver como se retorcía de dolor.
_ Ya puedes aplicarte Nati, por ahora te has ganado unos cuantos azotes y todavía conservas las marcas de ayer. Cómo está tu culo, te apetece hacer popo? le dije riéndome.
Intuí que me decía sí Sr. José, me encantaba oírla intentando hablar llevando esa gran bola en la boca, así que seguí haciéndole preguntas tontas.
Ya eran las 11 cuando Don Benito entró en el despacho.
_ Bueno, Pedro ya se ha ido, que se vista y baje a buscarnos los café. Cuantos errores ha cometido?
_ 10 más Don Benito.
_ Qué divertida será hoy la comida! Espabila vistiéndote, cuanto antes vuelvas, antes podrás cagar.
A su vuelta y después de desnudarse le retiré el cinturón y el tapón anal en el mismo baño para evitar accidentes, pero no le quité el tapabocas, de inmediato se sentó en la taza, estaba desesperada.
Mientras el jefe y yo desayunábamos estuvimos hablando de ella y le confesé que el día anterior le había quitado faltas a cambio de azotes en las tetas y que me había parecido muy gratificante.
_ Pues llevas razón José, palmear las tetas puede ser divertido, hoy no le hagas ningún trueque y al mediodía repartiremos los azotes que se haya ganado entre el culo y las tetas.
A los 20 minutos apareció Nati con cara más relajada.
_ Ya has cagado perra? pues venga José vuelve a taparle los agujeros, yo me voy a comprarle unos zapatos y tú sigue formándola.
_ Le parece bien si comienzo a enseñarle la confección de las nóminas?
_ Si claro, mejor que aprenda bien el proceso pues aquí no puede haber error alguno.
Me la llevé de nuevo al baño, pero esta vez le enganché la correa al collar y la hice ir como una auténtica perra, andando a mi lado a cuatro. Me recreé cuanto pude al insertarle de nuevo el plug, se lo metí y saqué varias veces para comprobar que su culito estaba limpio, ya le entraba con facilidad pero por si acaso me aseguré moviéndolo en círculos en su interior hasta que la muy zorra comenzó a disfrutarlo, así que paré y le retiré la mordaza.
_ Arrodíllate y abre la boca, necesito mear y como hoy no has tomado café…
Esa fue mi manera de castigarla, ir meando poco a poco para que le diera tiempo a tragar.
_ Bien Nati, en la confección de las nóminas no puede haber ningún error, así que cada fallo que cometas lo contabilizaré como si fueran 3. Te coloco la esterilla sobre el taburete, a tu culo le vendrá bien un buen masaje ante lo que le espera.
_ Sí, Sr. José. Me dijo con la boca de nuevo llena con el bozal.
Don Benito estuvo fuera como una hora y volvió con dos pares de zapatos de los más putón que encontró, unos rojos y otros negros, ambos con tacón de aguja de unos 12 cm.
_ Levántate putita, vamos a ver cómo te sientan.
La talla era la correcta, pero Nati no estaba acostumbrada a tanto tacón, andaba como un pato mareado.
_ Pues vas a tener que acostumbrarte, así que hasta la hora de comer ve paseando de un despacho a otro. José quítale el bozal, vaya a ser que le quede la mandíbula desencajada y no puedas chupar.
A la hora de comer Don Benito nos dijo que fuéramos a la habitación, ya había preparado una cuerda sujeta al techo en la que ató las muñecas de Nati y en los tobillos le colocó una barra separadora, le quitamos el sujetador y el cinturón.
_ Lo primero que haremos hoy será aplicarte el castigo, he pedido que nos traigan la comida a las 13:30 para tener tiempo suficiente, van a ser 100 azotes en el culo y 60 en las tetas que nos repartiremos entre los dos. Así que José vamos a comenzar, primero ocúpate de su trasero.
Comencé a azotarla con la mano mientras el jefe lo hacía en las tetas, cuando la rojez del culo comenzó a ser evidente seguí azotándola con la pala ancha, Benito también le daba con ganas así que pare un momento para colocarle la mordaza de pene, estaba gritando demasiado.
_ Ya le he administrado mis 30, cuando acabes con tus 50 nos cambiamos de sitio.
Don Benito eligió la fusta y el látigo para sus azotes en el culo. Cuando me coloqué frente a Nati me di cuenta que el jefe había disfrutado de lo lindo, así que busqué las zonas menos castigadas para mis azotes, sin embargo los diez últimos se los di con ambas manos a la vez en la zona del escote, me agradó la idea de que al salir a la calle se sintiera avergonzada.
Al desatarla tuvimos que dejarla tumbada en el suelo, no se sostenía en pie, acababa de recibir un buen castigo, a pesar de ello con un hilo de voz nos dio las gracias.
_ José, esta perra está sedienta, ayúdala a incorporarse y sujétala por la espalda voy a darle los líquidos que necesita.
Se bajó la bragueta le metió el capullo en la boca y fue orinando dentro a medida que ella iba tragando, cuando acabó le hizo sacar la lengua y se la sacudió encima.
_ Ahora mejor verdad perra?
_ Sí Don Benito, mucho mejor gracias.
Sonó el timbre y fui a recoger la comida.
_ Trae otra silla, hoy dejaremos que se siente a la mesa y llénale el vaso por favor.
El jefe estaba disfrutando de su lado más oscuro, era imparable. Así que llene el vaso con mi orina. Al acabar de comer Don Benito le pidió que nos hiciera el café como el día anterior y que de nuevo se colocara bajo la mesa para asegurarse que tuviéramos la polla bien dura para follarla.
_ Ayúdame José, esta camilla tiene una palanca en algún sitio para poder bajarle la altura.
_ Vamos perrita, ven aquí, sube y colócate a cuatro, a ver… si, así creo que tiene la altura adecuada. Ahora te voy a quitar el tapón del culo.
Cogió el lubricante y untó el culo de Nati tanto como pudo, se colocó en la polla comenzó a penetrarla.
_ Sí, sí perrita sé que te duele, pero debes sacrificarte un poco, una vez dentro verás que gusto, levanta más el culo y baja la cabeza, busca la polla de José, seguro que te deja entretenerte chupándosela.
Comenzó a chupármela con ansia, se la tragó entera mientras Don Benito seguía penetrándola lentamente y sin retroceder.
_ Ahhhh! lo ves, ya la tienes toda dentro, ahora veras el placer que da.
Él seguro que la iba a disfrutar, comenzó a mover sus caderas follándola sin parar, de vez en cuando la arreaba azotándole su maltrecho culo, lo que provocaba que soltara mi polla para gritar y que no pudiera correrme hasta que el jefe acabo.
_ Dejémosla que se recupere durante unos minutos, aún falta media hora para volver al trabajo.
Nos fuimos a su despacho y comenzamos a hablar.
_ Estás ya convencido de que hago lo correcto?
_ Sí Don Benito, confieso que estoy sorprendido por su nivel de perversión, pero también con el mío y con el aguante que tiene esta mujer, no se ha negado a nada y mantiene su coño mojado.
_ Es estupenda, hemos tenido mucha suerte. Ahora le volverás a colocar el plug, coje uno más grande, mañana intentaremos que te la puedas follar tú, le pones el sujetador y me la traes.
_ Recuperada Nati? ahora debo volver a vestirte y llevarte con Don Benito.
_ Muy dolorida Sr. José, pero bien, gracias por preocupase.
La llevé al despacho andando pero atada con la correa y se la entregué a Don Benito.
_ Bueno, bueno, vamos a ver cómo esta nuestra perrita, tetas rojas, pezones doloridos y un culo como Dios manda, bien marcado y comenzando a ser útil. Ahora nos falta preparar tu coño. Esta tarde te ocuparás de atender el teléfono, estarás a mi lado de pie con pinzas y pesas en tus labios, ya te iré explicando. José, pide a centralita que nos pasen todas las llamadas de alquileres.
Benito cogió la vara y la dejó sobre su escritorio, le pinzó los labios y colgó una pesa de 100 gr en cada uno, manos detrás de la nuca, piernas bien abiertas y haciéndola balancear las pesas. Al sonar el teléfono debía cogerlo y pasarlo a la extensión de la compañera que llevaba alquileres, cuando colgaba debía hacer dos sentadilla, si no lo hacía todo bien, Don Benito le daba un par de azotes en las tetas, así que acabó el día con su cuerpo completamente marcado.
_ José, ya me voy, aplícale crema y asegúrate de colocarle el cinturón bien ajustado, esta perra ya debe estar muy caliente.
_ Si claro Don Benito, por cierto ayer le permití ducharse aún que sólo con agua, no tenemos ni gel ni esponja, quiere que haga lo mismo?
_ Está bien, sí, baja a ver que tienen las señoras de la limpieza en su cuarto y utiliza lo que puedas.
Cogí lo que me pareció más adecuado, una esponja de estas que por un lado llevan un fregador azul y una botella de limpia suelos con aroma a lavanda.
_ Ya puedes descansar Nati, vamos al baño que te ducho y aplico crema.
Le quité el teléfono a la ducha y la hice colocar a cuatro, le quité el plug dándole previamente unas vueltas y follándola un poco con él, salió limpio así que no le apliqué lavativa, le eché agua por encima con un chorro de limpia suelos y la froté con la esponja, después le froté el coño usando el lado azul y algo más detergente.
_ No entiendo como al jefe no se le ha ocurrido rasurarte el coño, me sería mucho más fácil lavarte, mañana se lo propondré.
La vi un tanto perjudicada, así que cuando acabé de arreglarla le pregunté si venía con su propio coche o con transporte público.
_ Mi marido murió de accidente de tráfico, desde entonces que no conduzco Sr. José.
_ Claro, lo siento. Quieres que te acerque a casa?
_ Si usted quiere Sr. se lo agradecería.
Capítulo 4 “miércoles de formación”
De nuevo cuando llegué a la oficina ya estaba esperando Nati, hoy venía vestida con una camiseta de cuello redondo, seguramente las marcas de la vara debían de ser visibles y andaba con cierta dificultad.
_ Cómo te encuentras?
_ Bien Sr. José, dolorida, con muchas agujetas y con el coño un poco irritado, pero dispuesta a seguir formándome.
Como cada día lo primero que hizo Don Benito al llegar fue comprobar el estado de su perra, sintiéndose orgulloso de cada marca dejada sobre su cuerpo.
_ Te parece adecuada la formación que estas recibiendo?
_ Muy correcta Don Benito, estoy aprendiendo mucho. Gracias por impartírmela.
_ Pues siéntate sobre la esterilla de esparto y comienza a trabajar, tengo que hablar con José en su despacho a solas.
_ Cómo la ves José?
_ Pues la verdad es que creo que hoy deberíamos darle un respiro, tiene marcas muy pronunciadas y los pezones super inflamados, ayer al ducharla apenas podía tocárselos, se retorcía de dolor y me preguntaba si sería bueno rasurarle el coño, por cierto se lo lavé con limpia suelos y un fregador y por lo visto le ha quedado irritado.
_ No es mala idea rasurarla, hazlo ahora mismo, en cuanto a su limpieza sigue así, si vemos que igualmente su coño sigue mojándose no tenemos de qué preocuparnos. Hoy recibirá su castigo con azotes en el coño, 2 por cada error y en lugar de machacarle los pezones mientras trabaja le ataremos las tetas bien juntitas y disfrutaremos chupándole los pezones, en cuanto a su culo, colócale el plug con cola de zorra, es bastante ancho, a ver si al mediodía puedes encularla con tu polla, tengo ganas de verla en esa situación. Venga, venga, a trabajar!
Me la llevé al baño y le quité toda la peluca dejando asomar su precioso coño. En cuanto a las tetas no tenía mucha práctica yo atándolas, pero se las dejé bien levantadas, se mostraban todavía más grandes y extremadamente duras.
A la hora de comer sus tetas ya estaban moradas, así que le retiré las ataduras y se las sacudí a bofetones para que recuperaran la circulación.
_ Hoy te toca comer de nuevo como una perra, sería una pena no poder disfrutar de la colita tan bonita que te ha salido.
_ Sí, Don Benito, gracias por la cola y la comida.
Después de comer la tumbamos en la camilla y atamos sus piernas a las perneras y sus brazos a la camilla, había cometido 20 fallos, por lo que el jefe le daría 40 azotes en el coño con la fusta y él no se andaba con tonterías, así que eso iba a dolerle.
_ Déjala que se desahogue gritando José, quiero disfrutar oyéndola mientras purga sus errores.
Se revolvió tanto como pudo, gritó lo que no estaba escrito y lloró desconsoladamente, probablemente había recibido su peor castigo.
Tan pronto acabó Don Benito de azotarla la penetró en su recién rasurado coño.
_ Qué bien sienta follarse un coño sin pelo, se nota mejor su textura y la humedad! Anda José, dale consuelo llenándole la boca con tu polla, deja que te la chupe bien.
_ Y ahora un rato por el culo perrita, quiero comprobar si ya dispones de la dilatación necesaria para dar placer al Sr. José. Ups! creo que no, noto que la mía todavía cuesta de entrar, tendremos que adoptar más medidas, José tiene un buen pollón.
La estuvo follando un buen rato mientras torturaba su clítoris dolorido por los azotes con los dedos, cada vez que él se lo cogía y apretaba con fuerza, Nati apretaba los dientes clavándolos en mi polla.
Cuando por fin me tocó a mí, ni tan siquiera intenté clavársela en el culo, no quería producirle más dolor, así que me la follé por el coño disfrutándolo un buen rato mientras que el jefe disfrutaba retorciéndole los pezones y azotándole las tetas con las manos.
A última hora de la tarde antes de marcharse Don Benito me pidió que la duchara, le aplicara crema en todas las zonas castigadas y que después de dos supositorios y una carga de agua le colocara el plug más grande que quedaba por utilizar.
_ Y José, mañana tengo una reunión a las 16 h. con un importante promotor y quiero que la perra esté presente, no quiero que la adviertas, pero al igual la reunión se alarga más allá del horario laboral, te recompensaré, vale?
_ Sí Don Benito, no se preocupe.
Capítulo 5
_ Buenos días Nati, te veo mejor.
_ Sí Sr. José, sigo escocida en mis partes pero estoy bien, gracias.
_ Debes de estar caliente como una perra en celo, pues no puedes ni masturbarte con el cinturón, cómo lo llevas?
_ Verá Sr. llevo años sin sentirme aliviada a pesar de poder masturbarme por lo que estoy acostumbrada y la irritación que me provoca el gel de baño y la esponja con la que me ducha me ayuda a olvidar mi calentura.
_ No seas tan atrevida con tus respuestas perra, podemos hacer que su situación empeore más.
_ Lo siento Sr. José, no quería sobrepasarme, es que estoy muy incómoda, perdóneme.
No tardó nada en desvestirse y calzarse los zapatos de tacón, le coloqué el collar como cada día, la hice sentarse en su taburete, evidentemente sobre la esterilla y antes de que arrancara el ordenador sus pezones ya estaban rodando entre mis dedos, ejercía toda la presión que podía, por algo la habíamos dejado descansar el día anterior, sin embargo a juzgar por sus quejidos aún estaban doloridos hasta el punto que fue lo primero en que se fijó Don Benito tan pronto entró en la oficina.
_ Qué son estos lamentos perra, acaso crees que se puede trabajar de esta forma? José, sujétale bien los pezones y levántale las tetas tan arriba como puedas.
El jefe cogió la vara y le administró 5 azotes en la parte baja de cada teta, eran la 8:20 de la mañana, así que el día prometía. Me hizo retirarme y ordenó a Nati que se diera la vuelta.
_ Abre bien la boca perra de mierda, necesito mear.
Por la cantidad de orina que soltó, todo apuntaba a que se había estado aguantando desde que se levantó, menudo desayuno acababa de darle a Nati.
_ José, le enseñaste todo el proceso para confeccionar las nóminas?
_ No Don Benito, tan sólo comencé a explicarle.
_ Bien, pues llévatela a tu despacho e impártele la formación como mejor creas, no seas condescendiente, su formación debe acabar mañana y no sé yo si va a conseguir aprobarla. Llévate el taburete si quieres.
_ Sí Don Benito, no se apure, procuraré darle la mayor formación posible.
Cogí el taburete con una mano y con la otra sujeté la correa de la perra llevándomela a cuatro hasta mi despacho.
_ Comienza a trabajar puta, voy al archivador a buscar el resto de material que necesito.
La tuve hasta la hora del desayuno con la mordaza de bola, babeando como un Buldog, utilizaba sus babas para suavizarle las tetas después de azotarlas por cualquier error que cometiera, pero además las seguía anotando en el cuaderno. Noté como en más de una ocasión se retorcía de dolor e imaginando que su problema eran las ganas de evacuar no hice nada, seguí castigando sus pezones y azotándola cuando me parecía oportuno. Al acercarse la hora del desayuno le pregunté.
_ Te noto intranquila Nati, qué te ocurre?
_ Necesito evacuar Sr. José.
_ Necesitas cagar perra, me están diciendo eso? con la bola en la boca no te entiendo bien, pero espera, le preguntaré al jefe si te da permiso.
Me acerqué al despacho de Don Benito y se lo comenté.
_ Dile que se vista y baje a la cafetería a recoger nuestro desayuno, mientras lo hace reflexionaré si la dejo o no.
Cuando regresó con el desayuno, el jefe le apretó la barriga comprobando que la tenía hinchada y provocando que ella se retorciera de dolor.
_ No veo tanta urgencia perra, puedes aguantar una hora y media más, podrás hacerlo antes de la comida. Ahora colócate para servirnos de mesita de nuestro desayuno.
Me pareció una decisión sádica, pero a la vez correcta, día a día fui disfrutando cada vez más de compartir con mi jefe de una esclava sexual, de una perra como él prefería tratarla, la carga de trabajo no se había reducido, no sabía que iba a pasar la semana que viene, pues en principio la formación acababa mañana, pero habría disfrutado de la semana laboral más estimulante de mi vida.
_ José, lleva a cagar a la perra, cuando acabe que baje a buscar la comida que he encargado, no hace falta que le vuelvas a colocar ni el cinturón ni el tapón anal.
Me llevé a Nati al baño, le retiré los estorbos y vi como su cara se llenaba de felicidad, probablemente pensó que ya no se le colocarían más, así que para reducir su optimismo la deje amordazada.
Cuando tiró de la cadena vino el jefe.
_ Que baje a buscar la comida que esta tarde tengo visita y no podemos ir tarde.
Nati subió la comida y Don Benito le ordenó que se desnudara por completo, mientras lo hacía el jefe abrió un táper de croquetas y las tiró en el bol.
_ Esta es tu comida perra, pero debes de tener la boca seca de tanto babear verdad?
_ Sí Don Benito, bastante.
_ Abre la boca, te voy a aliviar. José, si tienes ganas mejor aguántate un poco y le ofreces tu meada de postre.
Comenzamos a comer y como era de esperar Nati acabo su ración de croquetas rápidamente.
_ Acabaste ya perra? pues colócate bajo la mesa y metete la polla de José en la boca para que te dé el postre y después se la chupas hasta que acabe de comer.
Me pareció que el jefe estaba nervioso, no sé si tenía muy claro lo de llevarse a la perra a la reunión.
_ Átala por las muñecas a la cadena del techo. Cuántos errores ha cometido hoy?
_ Otros 20 Don Benito, de ahí no baja.
_ Dame el placer de castigarla yo sólo, después me iré a preparar la reunión y la tendrás toda para ti.
Don Benito le hizo contar en voz alta cada azote que le daba, le repartió 80 azotes entre culo, tetas y coño con paleta, los 20 restantes fueron con vara en culo y pechos dejándola perfectamente marcada. La dejó atada y me sacó de la habitación.
_ Puedes hacer con ella lo que quieras, a las cuatro recibiré a Juan y quiero que me la traigas a mi despacho atada con la correa, vestida únicamente con un tanga, medias y zapatos, le colocas el plug de cola, la mordaza de bola y la capucha de cuero, no quiero que Juan la reconozca. Ah! y también puedes ponerle las pinzas con pesas en los pezones.
Aprovechando que seguía atada comencé a succionar sus pezones, estaban inflamados y duros como piedras, le acaricié el coño y le introduje dos dedos, decir que lo tenía mojado es quedarse corto.
_ Aguanta perra, ni se te ocurra correrte, sólo quiero darte un poco de placer antes de clavarte la polla en el culo.
La até en la camilla, tanto de manos como a las perneras, la quería inmovilizada para poder follarla a placer, le apliqué abundante lubricante con un aplicador que descubrí en el archivador, no me gusta pringarme la polla con lubricante para meterla.
Comencé apretando con suavidad hasta que conseguí que me entrara el capullo, me llevó un poco de tiempo, pero lo conseguí.
_ Qué tal perra, notas como te ha abierto el culo mi capullo, si verdad? lo veo en las lágrimas que caen por tus mejillas.
De un empujón le introduje al menos 5 cm más, retrocedí un poco y volví a meterle el trozo que había sacado un par de veces y luego se la metí entera, a pesar de llevar la bola en la boca su aullido retumbó en las paredes.
_ Ya está perrita, ya está, deja de llorar, a partir de ahora será más fácil, deberías sentirte orgullosa, eres la primera mujer que tiene el placer de albergar mi polla en su culo.
Comencé a follarla, despacio pero en un constante mete y saca mientras yo sentía un placer inmenso, ella no, seguía aullando, pero eso me daba aún más placer, así que esforzándome para aguantar cuánto más mejor, seguí un buen rato hasta aumentar el ritmo y acabar llenando su culo de leche.
_ Qué bien te has portado perra, vamos a ducharnos que Don Benito te quiere en la reunión.
Seguí sin quitarle la mordaza y me metí con ella en la ducha para que me limpiara la polla utilizando sus manos y agua, a ella le lave dedicando especial atención a su coño con la esponja y el limpiador, pues a pesar de todo lo que había llorado su coño seguía chorreando y no quería que estuviera demasiado excitada en la reunión.
La preparé como ordenó Don Benito colocándole la capucha de cuero, disponía únicamente de dos orificios para la nariz y la abertura de la boca, se abrochaba con cremallera por la parte trasera así que era imposible verle la cara y en cuanto pasó el Sr. Juan al despacho la llevé a cuatro sujeta por la correa y pegada a mi pierna.
_ Buenas tardes, le traigo a su perra Don Benito.
_ Gracias José, puedes retirarte y cierra la puerta por favor.
La cara que puso el Sr. Juan al ver a la perra era como para haberle hecho una foto.
La reunión no se alargó a las 18:30 ya habían acabado y Don Benito vino a mi despacho.
_ Todo un éxito José, Juan nos ha dado en exclusiva la venta de su nueva promoción, no las tenía todas conmigo, parecía que se la iba a dar a la competencia pero la perra ha sido decisiva para conseguirlo. No la habrás hecho correr verdad? pues estaba muy dócil y complaciente.
_ Todo lo contrario Don Benito, le he dado por culo y la he duchado.
_ Felicidades José! espero que lo hayas disfrutado, pues me temo que tendrás que hacerlo con más frecuencia. Prepárala y que se vista, pero no la duches de nuevo, que se vaya a casa impregnada de jugos de machos.
_ Sí Don Benito, le sigo colocando un tapón en el culo?
_ Claro, tapón grande y cinturón, no queremos que nadie se folle a nuestra perra cuando salga a la calle.
_ Quieres que te acerque a casa Nati?
_ Sí Sr. José, gracias.
_ Te han castigado más?
_ No Sr. José, me han usado como a una puta, sólo chupar y follar.
Capítulo 6
_ Hoy es el último día de formación, por ello te someteremos a dos pruebas, primero realizarás la mía y después del desayuno la de José. Por la tarde, en base a las notas obtenidas comunicaré las funciones que podrás desempeñar y el grado de autonomía que tendrás, te parece bien perra?
_ Sí Don Benito, perfecto.
_ Bien, pues en marcha. Siéntate sobre la esterilla y te coloco las pinzas en los pezones, debes hacer la prueba con ciertas incomodidades. Aquí tienes los datos para redactar tres contratos, los vas a realizar sola sin mi ayuda.
Don Benito estuvo dando vueltas por el despacho, observándola atentamente, no quería que le hiciera un copia y pega.
_ Ya he terminado Don Benito. Por favor, podría ir al baño antes de realizar la prueba del Sr. José?
_ Vístete y ve primero a por el desayuno, después te dejaré ir al baño.
Mientras el jefe vino a mi despacho.
_ Independientemente de la nota que le comunique, es obvio que mi idea es que siga siendo nuestra perra, no vamos a perder el tiempo supervisándola constantemente como hasta ahora, pero seguirá recibiendo castigos, sinceramente creo que le sientan bien, estás de acuerdo José?
_ Totalmente Don Benito. Acierto si pienso que seguirá yendo a casa con un tapón en el culo y el cinturón?
_ Sí, la quiero caliente como una perra en celo y no me apetece que se arrime a cualquier macho para aliviarse.
_ Bueno… es que yo había pensado si usted vería bien… en fin, llevármela el fin de semana a mi casa, la usaría únicamente como criada si no me permite más y así la tendría vigilada.
_ No, no, está bien José, sabes que aprecio tus ideas, puedes llevártela y coge el material que necesites, úsala como gustes, tan sólo te pido que como mucho le permitas un orgasmo y que no sea el domingo para que el lunes venga calentita al trabajo, te parece?
_ Me parece perfecto Don Benito, muchas gracias.
Como ya era habitual, nos tomamos el café usándola de mesita al mismo tiempo que recreábamos nuestra vista viendo su culo marcado, aún que añadí un aliciente, con el zapato iba dándole pequeños golpes en las tetas para mantenerlas en constante movimiento.
Para la realización de mi prueba que consistió en la confección de varias nóminas, la senté en el taburete pinzándole el coño y dejando que colgaran las pesas, además de atarle las tetas bien juntitas.
_ José por favor, si ya ha acabado llévate a la perra a la ducha, límpiale bien el coño, seguro que todavía tiene restos de semen de ayer y colócale el tapón con cola. Mientras yo corrijo su trabajo.
Nati lo aguantaba todo menos la limpieza de su coño con limpia suelos, cuando llegábamos a ese punto siempre ponía mala cara y hoy sería peor, pues el jefe había ordenado una limpieza extrema de esa zona y así lo hice, empapé bien de detergente el fregador azul y se lo froté a conciencia, disfruté mucho con ello, pues además lo tenía dolorido por haber llevado durante más de una hora las pinzas con pesas.
El jefe le permitió comer sentada en la mesa con nosotros y mientras tomábamos el café comenzó a chuparnos la polla bajo la mesa, se la notaba nerviosa, estaba esperando la nota de su formación.
_ A ver perrita, deja de chupar, que te gusta mucho y sal de debajo la mesa. Has cometido 14 fallos en total, no está mal para haber trabajado sola, pero te corresponden 70 azotes, hoy los vas a recibir atada en la camilla, así ya te tendremos preparada para follarte.
_ José, átala bien, por favor, hoy voy a enseñarle algo nuevo.
Le até las piernas a las perneras y los brazos se los até a la parte superior de la camilla, colocándole la mordaza pene.
Don Benito me dio la paleta para que le diera 20 azotes en las tetas, mientras él con la vara le dio 20 azotes en el culo.
_ Vamos a cambiar nuestras herramientas José, dale 10 azotes con la vara en las tetas y yo le daré 20 en el coño con la paleta.
Don Benito no se andaba con paños húmedos, todos y cada uno de sus azotes eran dignos de un profesional.
En cuanto acabó, le quitó la mordaza y cogió una silla para ayudarse a subir a la camilla colocando su culo sobre la cara de Nati.
_ Vamos perra, ya sabes que hacer no? saca la lengua y comienza a lamer. José, métesela por el culo, quiero ver lo que es capaz de soportar.
Ganas no me faltaban, le metí la polla en el coño para que se lubricara con su propio jugo, le saqué la cola y comencé a metérsela, sin lubricante anal me costó más meterle el capullo, pero eso lo disfrutó Don Benito ahogando su gritos apretando su culo contra su cara.
_ Venga perrita, no grites, lame con ganas y disfruta de este par de machos.
Ya con toda dentro comencé a follarla con más ganas que el día anterior si cabe, disfrutaba viendo su coño recién azotado y con el jefe estirando sus pezones, dándole manotazos en las tetas mientras le pedía que lamiera más rápido y más profundo al mismo tiempo que se masturbaba. Al final, acabamos los dos a la vez.
_ Límpiame bien la polla, no quiero manchar mis pantalones. Te has portado bien, eres una buena perra.
La dejamos media hora atada para que se calmara y le bajara la calentura, después le coloqué de nuevo la cola y el cinturón de castidad.
_ Pues bien, la nota de tu formación es un aprobado justito, deberemos supervisar tus trabajos antes de darlos por buenos, pero ya no estaremos tan encima de ti, eso sí, seguiremos castigándote y por supuesto seguirás siendo nuestra perra y te vamos a tratar como tal. Imagino que con la formación que has recibido esta semana estás caliente como una perra en celo, cierto?
_ Sí Don Benito, estoy muy caliente.
_ Como sabes soy un hombre casado, yo no puedo aliviarte, así que el fin de semana te irás a casa del Sr. José y quedarás bajo su protección, él será quien decida si te permite o no paliar tu calentura.
_ Gracias Don Benito, gracias Sr. José.
Como todos los viernes el jefe se fue antes de la oficina y nosotros nos quedamos trabajando hasta las siete.
_ Vístete que nos vamos Nati.
_ Sí Sr. José.
_ Prefiero que me llames sólo señor, preferiría ser tu Amo pero lo es Don Benito.
_ Podemos pasar antes por mi casa Señor?
_ Qué necesitas?
_ Algo de ropa limpia, mi cepillo de dientes…
_ No te va a hacer falta nada de eso, sabes cocinar?
_ Un poco Señor.
_ Pues pararemos en un super a comprar comida y un cepillo de dientes. Desabróchate un par de botones de la camisa, me da igual que se te vea alguna marca, así pareces una monja.
_ Sí Señor.
Capítulo 7
Al llegar a casa metí el coche en el garaje y le ordené que se desnudara, le coloqué las pinzas con pesas en los pezones y la mordaza de bola.
_ Saca la compra del maletero y guárdala en la cocina. Cuando acabes limpiarás la casa entera, ya sabes que los solteros no somos muy de limpiar.
Se pasó un par de horas limpiando y cuando acabó se vino al salón donde yo estaba viendo una película y se postró a mis pies como una buena perra.
_ Si ya has acabado puedes preparar un par de filetes para cenar.
Seguía con las tetas pinzadas, por lo que como agradecimiento por su aguante le permití que cenara en la mesa conmigo y después me la llevé al salón, la puse a mis pies para que me chupara la polla hasta que se puso bien dura y me la llevé a la cama.
_ Te voy a follar otra vez por el culo utilizando de nuevo la lubricación natural de tu coño, no me gusta pringar mi polla con químicos, pero te aviso, no tengo ninguna prisa, así que prepárate para ser empalada un buen rato.
Al principio le dolió, después jadeó de placer, mientras sus tetas se balanceaban acompañadas por las pesas, así la tuve al menos una hora antes de correrme.
Le volví a taponar el culo con el plug, le coloqué el cinturón, le quité las pinzas soltando un gran aullido y le dije lo obvio – No, esta noche no vas a correrte, así que a dormir perra –
Por la mañana desperté con una de sus tetas pegada a mi cara, así que no puede hacer otra cosa que comenzar a succionar el duro pezón que sobresalía mientras cogía el otro entre mis dedos y jugaba con él hasta que se despertó.
_ Prepárame el café, nos espera un día muy largo.
_ Anoche me di cuenta que mi polla salió un poco sucia, lo primero que haremos será adminístrate una buena lavativa.
_ Sí Señor, lo siento.
Le hice hervir 3 l. de agua con sal y los recibió por completo en el plato de ducha, le coloqué el tapón anal y la paseé a cuatro por la casa sujeta con la correa, de vez en cuando le tocaba su abultada barriga y le decía que todavía no era el momento, hasta que me di cuenta que ya no podía aguantar más y la llevé al baño entre lágrimas.
El resto de la mañana se la deje pasar bastante tranquila, mientras yo iba pensando la forma en que le permitiría su orgasmo, quería que fuera algo que recordara durante mucho tiempo.
A primera hora de la tarde le dije que salía un momento, recordé que en un solar cercano había visto ortigas.
_ Ven aquí perra, abre la boca, necesito colocarte el bozal y quitarte el cinturón.
Le até las muñecas, las uní a la correa y pasé el asa por debajo de la pata del sofá, quedando tumbada en el suelo totalmente indefensa. Me coloqué a horcajadas sobre ella y comencé a acariciar sus tetas con las ortigas, el efecto fue el esperado, quería revolverse pero no podía, las tetas se le iban poniendo rojas y aparecía el típico prurito, le abrí las piernas y le apliqué el mismo castigo en el coño.
_ Date la vuelta, ahora quiero tu culo.
Gemía y negaba con la cabeza.
_ Date la vuelta perra, cuanto más tardes más tiempo las mantendré en el coño y no creo que te interese.
Se las apliqué con generosidad en el culo, consiguiendo que ardiera todo su cuerpo, tetas, coño y culo, de haber podido utilizar las manos seguro se hacía daño rascando, así que la deje un rato retorciéndose de dolor por la quemazón que le producía.
Le introduje un vibrador y sin quitarme los guantes, por lo que pudiera pasar, cogí sus pezones y comencé a retorcerlos entre mis dedos.
_ A que ya no notas escozor? pero no te vengas arriba, sabes que no puedes correrte.
Cogí una bala vibradora y se la coloqué sobre el clítoris, la aseguré como pude con un trozo de esparadrapo, se retorcía sin parar, pero ahora era de placer.
_ Sigue retorciéndote perra, me encanta el baile que me estás ofreciendo.
Con una mano seguí castigando sus pezones y con la otra le movía el plug anal, cada vez le daba más placer y yo le iba ordenando que aguantara, que no tenía permiso para correrse, así que para ayudarla cogí de nuevo el ramo de ortigas aumentando su suplicio unos minutos más.
Me quité los guantes, le retiré el bozal y sujeté su lengua con fuerza mientras se la estiraba, esto le impedía prácticamente gemir a la vez que notaba que la ponía todavía más caliente.
_ Córrete perra, vamos! no me hagas esperar más vaya a ser que me arrepienta y no te deje hasta la semana que viene.
Sinceramente creo que su dolor superaba el placer que aún y así sentía, sin embargo su cuerpo comenzó a convulsionar por el fuerte y largo orgasmo que obtuvo.
_ Muy bien, ahora ya sabes cómo se corre una perra, así que si quieres disfrutar de un orgasmo a la semana ya sabes que debes hacer.
_ Lo suyo sería que ahora te dejara darte una ducha fría, pero no, seguirás aquí atada mientras sigo viendo mi serie favorita, quiero ver cuánto tiempo te dura la reacción de las ortigas, pero antes te daré un poco de líquido, debes estar sedienta.
Le hice abrir la boca y tragar mi meada, me tumbé en el sofá y de vez en cuando la observaba por el rabillo del ojo, poco a poco se fue relajando si bien en su cuerpo se seguían apreciando las ampollas. Dos horas después la solté para que preparara la cena, no sin antes colocarle el cinturón de castidad de nuevo.
_ Vamos a la cama perra, es hora de que me des placer.
Disfruté con la incomodidad que todavía sentía, la tuve a cuatro chupándome la polla, me la follé por el coño y por el culo en varias ocasiones obteniendo todo el placer que quise, sin embargo para ella fue un suplicio, al final la dejé dormir con las muñecas atadas al cabecero de la cama.
La mañana del domingo me di cuenta de que apenas se notaba el paso de las ortigas y de que ella estaba bastante relajada.
_ Cómo estás Nati, me excedí en tu castigo de ayer?
_ No Señor, si bien en algún momento lo pasé mal, debo reconocer que la experiencia ha sido gratificante, hoy me siento muy relajada y satisfecha.
Le dejé darse una ducha con gel de baño, avisándola de que se la iba a cobrar y en cuanto salió le administré 50 azotes en el culo y 30 en las tetas, le prometí a Don Benito que el lunes estaría calentita y preparada para afrontar una dura semana de trabajo.
Por la tarde la saqué a dar un paseo, en lugar de sujetador le até las tetas con una cuerda, le quedaban muy realzadas e incluso se apreciaban más los azotes recibidos, en el culo el plug grande, en el coño una bala vibradora por control remoto y el cinturón de castidad.
_ Me encantaría poder sacarte con la correa, pero debes vestirte.
Si andar con un cinturón metálico ya es incómodo, más complicado era cada vez que le daba caña a la bala, tenía su encanto verla andar con dificultad evitando retorcerse de placer y para comprometerla aún más le pasé mi brazo por encima el hombro y de vez en cuando le estiraba el pezón por encima la blusa.
El resto de la tarde se la pasó lamiendo y chupando mi polla con alguna que otra tanda de azotes si no realizaba bien su trabajo, me hizo la cena y ella comió las sobras de la comida como la perra que era, con el plato en el suelo y a mi lado.
Al acostarnos, como no podía ser de otra manera, tenía que aprovecharme de su lindo culo, el único al que he tenido acceso debido al tamaño de mi polla, así que la empapé en los jugos de su coño utilizándolos como lubricante y la penetre ya con relativa facilidad, lo que me hizo pensar que podía probar una nueva postura, dejé de encularla como una perra, me senté en un silloncito que tengo en la habitación y le ordené que se la metiera por el culo sentándose sobre ella, está claro que le costó de entrar y que una vez conseguido no fue muy agradable para ella tener que subir y bajar al ritmo que yo le ordenaba, además le exigía que le entrara toda, pero esto me permitió además de estar muy cómodo, pues yo no debía hacer ningún movimiento, poder jugar con sus tetas y castigarle los pezones con mis dedos, no se puede esperar más de una perra, verdad?
El lunes madrugamos para que pudiera pasar por su casa a cambiarse de ropa, al llegar a la oficina la puse a trabajar en mi despacho hasta que llegara Don Benito.
_ Cómo ha ido el fin de semana José?
_ Muy bien Don Benito, le estoy muy agradecido por dejar que me llevara la perra a casa, espero que me deje hacerlo con regularidad.
_ Bien, ahora tráemela a mi despacho, os voy a informar de las nuevas normas.
_ Como sigues necesitando supervisión, trabajarás siempre en mi despacho o en el de José, siempre acompañada de al menos uno de nosotros. Tu uniforme de trabajo ya sabes que consiste en zapatos de tacón, sujetador de ¼ de copa salvo que te atemos las tetas, cinturón de castidad y como no, el plug con cola de perrita y mordaza, no queremos oír tus lamentos. Seguiremos comiendo en la oficina y aprovecharemos el descanso para seguir corrigiendo tus errores y como no, para liberarnos de nuestro estrés. Cuando reciba una visita importante acudirás a la reunión en calidad de perra obviamente, a Juan le hizo mucha gracia poder jugar contigo y salió muy satisfecho. Y sí, los fines de semana los pasarás con el Sr. José, veo que te ha cuidado muy bien. Y tú José, si no te importa seguirás aseándola antes de plegar, considero importante que te vayas a casa con el coño escocido, no queremos que por la noche lo pases mal por estar demasiado caliente.
Con esta rutina pasó el primer mes, Nati seguía caliente como perra en celo, disfrutando del trato que le dábamos, Don Benito feliz de follársela a diario y yo encantado pues incluso podía disfrutar de ella el fin de semana, eso sí, cogí la costumbre de hacerla correr los viernes antes de hacerla limpiar mi casa, siempre buscando la manera más dolorosa y humillante de hacerlo, el sábado y el domingo me lo pasaba castigándola y obteniendo placer follándola, así la devolvía el lunes a la oficina bien caliente.
_ José, hoy tengo reunión con Marta, la gerente de Alquileres S.L. y la verdad, no me atrevo a presentarle a nuestra perra, así que quédatela en tu despacho.
_ Sí, Don Benito ningún problema.
_ Buenas tardes Marta, qué tal estás?
_ Pues algo decepcionada Benito, me comentó mi marido que vino la semana pasada que te acompañaba una perra en tus reuniones y no la veo, le ha pasado algo?
_ Está bien Marta, no te preocupes por ella, es que esta perra únicamente está acostumbrada a machos y no he considerado oportuno que asista a nuestra reunión.
_ Vamos Benito, que machista eres. Acaso una perra hace algo más que lamer y chupar, pues que más le da lamer a un macho que a una hembra?
_ Vale, vale, no quiero que te sientas ofendida, haré que nos la traigan, pero ten en cuenta que será su primera vez.
Don Benito salió del despacho y me pidió que le pusiera la capucha a la perra y se la llevara a su despacho bien atada.
_ Aquí tiene a su perra Don Benito. Le dije mientras le hacía entrega de la correa.
La Sra. Marta me dijo – No te vayas José, quiero que veas como Benito no tiene razón. –
Marta sentada en el sofá se levantó la falda, abrió las piernas, cogió la correa y dio un tirón para que nuestra perra quedara frente a su coño.
_ A ver perra, ábreme el coño con tus manos y comienza a lamer, hoy vas a probar algo nuevo.
Nati colocó sus labios sobre el ya húmedo coño de Marta, pero no hizo más.
_ Así no, perra, utiliza tu lengua como si estuvieras bebiendo agua, quiero continuos movimientos hacia arriba a abajo mientras hablo con Benito.
_ Tome la fusta Sra. Marta, creo que esto le ayudará.
Nati recibió una buena azotaina mientras hablaban de los detalles del contrato, lo que hizo que cada vez fuera más eficiente con la lamida.
_ Ven aquí perrita, mi hijo ya ha comenzado a comer papillas y tengo acumulación de leche en mis pechos, comienza a chupar y no pares hasta vaciármela, después te daré la otra.
_ Lo siento Benito, me decías?
_ Debes chupar más fuerte perra, así estarás hasta mañana para vaciarme.
_ Así me gusta, notas como fluye mi leche? Ve tragando, no esperes a que se te llene la boca o acabarás ahogada con mi leche.
Mantuvo a Nati succionando al menos 20 minutos en cada pecho y después la hizo bajar de nuevo a su coño, esta vez ordenándole que lamiera y succionara su clítoris hasta conseguir el orgasmo.
_ Lo ves Benito, a una perra le da igual un macho que una hembra, lo suyo es lamer y punto.
Cuando la Sra. Marta se fue no tuvimos más remedio, le quitamos la capucha y la pusimos a chupar nuestras pollas hasta regar su cara con nuestro semen a pesar de habernos corrido 3 horas antes. Nati acababa de demostrarnos que era una perra todo terreno.
Al día siguiente Don Benito me llamó a su despacho privado.
_ José, tenemos a nuestra perra en un buen momento, su necesidad de sexo es insaciable, puede incluso con las mujeres, además y eso es gracias a ti, follarla por el culo es tan fácil como penetrarla por el coño. Yo estaba pensando en ofrecer a nuestros mejores clientes una recepción en mi casa de campo, ya sabes agradecer su confianza en la inmobiliaria, nada del otro mundo, una tarde junto a la piscina con algo de catering con nuestro 10 mejores clientes y me preguntaba si sería buena idea…
_ Llevar a la perra?
_ Pues sí, al fin y al cabo ella a ayudado mucho en conseguir los nuevos contratos y creo que podría ofrecer una buena distracción a nuestros invitados.
_ Vale, no es mala idea, cuándo quiere hacerlo?
_ El próximo viernes. Eso sí, durante toda la semana que viene que reciba sólo castigos, no nos la vamos a follar, para que pueda contentar a los 10 la quiero hambrienta y chorreando como nunca.
_ Perfecto Don Benito, así será.
Durante esa semana la castigamos a placer, su cuerpo era un rosario de marcas y moretones en todo su cuerpo, nos aliviamos masturbándonos escupiendo nuestra leche sobre su cara, ella no sabía el motivo.
_ Hoy perra tu jornada laboral acabará antes, doy una fiesta esta tarde en mi casa de campo y quiero que asistas.
_ Gracias Don Benito, es muy amable.
Después de comer, nos la llevamos a la casa, parando a la salida de Madrid, justo antes de coger la comarcal. La desnudé por completo y le até muñecas y tobillos haciendo que sus piernas quedaran bien abiertas, la sujeté a cada asa de las puertas traseras, por el retrovisor se la veía preciosa, su coño chorreaba y sus tetas saltaban en cada bache que Don Benito cogía con especial atención.
_ José, llévala al baño a asearla, en un par de horas llegan los invitados, yo voy a asegurarme que el catering es correcto y me aseguro de que los trabajadores se vayan.
El aseo de Nati consistió en una lavativa de 3 litros que le hice retener durante una hora, Don Benito quería su culo libre de cualquier resto, lo pasó mal? sí, pero le quedó impoluto, después la duché de manera habitual, aún que al igual me excedí con el detergente, olía mucho a lavanda, pero era un aroma agradable. Al acabar la dejé encerrada en el baño, atada al radiador y con la capucha colocada y la mordaza de bola.
Los invitados fueron llegando y cuando estuvieron todos, Don Benito me pidió que fuera a buscarla. Habían comenzado a comer canapés y a beber, pero todos sabían cual era el plato fuerte, pues en una de las mesas Don Benito había colocado varias paletas, palas y látigos.
Fui a buscar a Nati, no sin antes colocarle unas pinzas con pesas tanto en pezones como en los labios del coño, así que entró al porche babeando, a cuatro dos pasos detrás de mí mientras tiraba de la correa.
Se hizo un silencio sepulcral al verla entrar, pero pronto comenzaron las exclamaciones de alegría, los comentarios jocosos haciendo referencia a las marcas de su cuerpo y la belleza mostrada con el balanceo de las cuatro pesas.
_ Señoras y Señores, todos conocéis a mi perra, así que disfrutad de la tarde. – Dijo Don Benito –
La primera en hacer uso de ella fue Marta, la única mujer invitada, la cual a pesar de seguir de pie, no tardó en abrirse de piernas y coger la correa con su mano para tener atada en corto a Nati.
_ Ven aquí perrita, ya sabes que debes hacer. – Le dijo quitándole la mordaza –
Su marido no tardó en colocarse detrás de Nati y metérsela por el culo bajo la atenta mirada del resto de invitados, los cuales elogiaron la facilidad de la penetración y la docilidad mostrada por la perra.
Como era de esperar todos los invitados fueron debidamente atendidos, pudieron azotarla sobre las zonas ya marcadas, mientras se la chupaba a uno, otro la follaba, si le había faltado polla esa semana, fue recompensada con creces.
Cuando todos estuvimos servidos, Marta nuevamente requirió los servicios de la perra.
_ Ven aquí perrita, te veo cansada y débil, creo que necesitas alimentarte.
No hizo falta decirle nada más, Nati sin visibilidad ninguna debido a la capucha, comenzó a buscar con la boca abierta los pechos de Marta, se enganchó a uno y comenzó a succionarlo desesperada, un buen rato después se enganchó al otro y siguió succionando hasta vaciarlo. Efectivamente estaba hambrienta.